16 años: la edad del pavo (a la brasa con guarnición de libertad) - ¿Qué hacer para no morir de aburrimiento?
¿Recuerdas cuando tenías 12 años y 16 te parecía la edad del pavo real, majestuoso y con la vida resuelta? Pues bien, aquí estás, con 16 tacos y la misma cara de “¿y ahora qué?” que un mapache en un semáforo. Tranquilo, es normal. La adolescencia es como ese plato que te encanta pero siempre te deja con hambre de postre: emocionante pero confusa a la vez.
Llegar a los 16 es un hito, una especie de ecuador en la montaña rusa de la adolescencia. Tienes más libertad que antes (aunque tus padres a veces no lo recuerden), pero también más responsabilidades (aunque preferirías olvidarlas). Es un momento de descubrimientos, de primeras veces (no, no esas primeras veces… bueno, quizás algunas sí), y de empezar a tomar decisiones importantes sobre tu futuro (aunque aún no tengas claro qué quieres desayunar mañana).
Pero no te agobies, que no cunda el pánico. Esta etapa es como un buffet libre de experiencias: puedes probar de todo un poco y repetir solo lo que te guste.
Entonces, ¿qué hacer con esta edad tan especial? ¿Cómo sacarle el máximo jugo sin morir en el intento (ni morir de aburrimiento)? Aquí te dejamos algunas ideas para que tus 16 sean memorables, como la primera vez que te dejaron comer helado antes de la comida.
Lo primero es lo primero: explora tus intereses. ¿Te gusta la fotografía? Apúntate a un curso, haz fotos como si no hubiera un mañana y comparte tus obras maestras en redes sociales. ¿Te apasiona la música? Forma una banda, aprende a tocar un instrumento o simplemente dale al play y canta a grito pelado tus canciones favoritas. ¿Te flipa el deporte? Encuentra tu actividad ideal, ya sea fútbol, baloncesto, natación, parkour o ajedrez (sí, el ajedrez también es un deporte, y de los que requieren más estrategia).
Aprovecha tu tiempo libre para descubrir nuevas aficiones. Nunca es tarde para aprender a cocinar (y así dejar de depender de la tortilla de patatas de tu madre), a dibujar, a escribir, a bailar o a hablar en klingon. Nunca se sabe, quizás descubras un talento oculto que te cambie la vida.
Y hablando de cambiar la vida, ¿qué tal si empiezas a pensar en tu futuro? No, no hace falta que tengas la vida resuelta a los 16, pero sí puedes empezar a explorar opciones. Investiga sobre carreras que te llamen la atención, habla con profesionales en esos campos, asiste a charlas y ferias de orientación vocacional. Cuanto antes empieces a informarte, mejor preparado estarás para tomar decisiones más adelante.
Pero ojo, que no todo en la vida es estudiar y trabajar. No te olvides de disfrutar de tu tiempo libre con tus amigos y familiares. Queda para ir al cine, organizar noches de juegos, maratones de series, picnics en el parque o simplemente para hablar de la vida (y criticar a vuestros compañeros de clase, seamos sinceros). Estos momentos son los que recordarás con más cariño dentro de unos años.
En resumen, a los 16 años se te abre un mundo de posibilidades. Es el momento perfecto para experimentar, aprender, descubrir y, sobre todo, para disfrutar del camino. No te agobies por el futuro, que ya llegará. Céntrate en el presente y exprime al máximo cada día, como si fuera el último bocado de tu pizza favorita.
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